Conocer el funcionamiento del mundo que nos rodea abre la mente y aumenta la capacidad para ser más observadores y curiosos. En un mundo cada vez más tecnológico, dominar la tecnología abrirá las puertas a un sinfín de posibilidades tanto personales como profe- sionales.

Se ha demostrado que aprender las bases tecnológicas a edades tempranas ayuda a desarrollar numerosas competencias transversales aumento de la capacidad de razonamiento lógico, fomento de la curiosidad, aumento de la creatividad, descomposición de problemas en fragmentos más sencillos, mejor gestión de la frustración, aprendizajes por prueba y error

Gracias al aprendizaje de estas bases a edades tempranas, se adquieren competencias básicas que les permite desenvolverse con mayor facilidad en la sociedad digital. Es lo que se denomina pensamiento computacional. Esta capacidad de pensamiento proporciona un gran abanico de aptitudes que les permite adaptarse a un mundo en constante cambio donde será imprescindible resolver desafíos globales y crear nuevas oportunidades.

Además de fomentar el aprendizaje personalizado y activo, el aprendizaje de estas bases tecnológicas, tiene un gran impacto en el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los más pequeños, ya que es una manera diferente de aumentar la motivación por el aprendizaje, el desarrollo de la autoestima y la tolerancia a la frustración e implementar así una mentalidad de crecimiento constante imprescindible para procurar a nuestros hijos unas competencias y habilidades afines a las necesidades del mundo de hoy y del futuro.